¡Buenos días!
Hoy es jueves 10 de octubre

«En los últimos años, parece que cada día pensamos menos. Reuniones de media hora, que se suceden una detrás de otra, sin tiempo para nada. Espacios de tiempo que no dejan lugar a la reflexión, solo a la acción, a tomar decisiones rápidas, no meditadas. Porque prima la acción sobre el pensamiento, pero sin pensamiento, no tenemos acción, solo descontrol y caos».

-Raquel Espantaleón.

Es muy complejo

Es complejo abordar el tema de la reforma fiscal, porque a nadie le gusta pagar más. Y más complejo todavía es el sistema de impuestos de República Dominicana, que podría competir ya en complejidad con un curso de física cuántica. Eso dijo William Maloney, el economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, que sugirió que se aproveche la reforma fiscal para hacer más simple el sistema. Porque ya que van a achucharnos más impuestos, por lo menos que pongan el sistema menos complejo.

De hecho, el año pasado, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó un documento analizando el sistema de RD. Hablaron maravillas de la economía dominicana porque tuvo un buen crecimiento en las últimas décadas, pero que realmente la recaudación de impuestos sigue siendo baja, con solo un 13% del PIB en los últimos años, muy por debajo del promedio de la región. Aunque por un lado aconsejaban que había que recaudar más y mejor, también hablaban de que era necesario no ponérsela tan difícil a la gente, porque teníamos el sistema más difícil de entender y cumplir.

El viaje de regímenes especiales 

Esto lo mencionaba el documento. Que si para las zonas francas, que si para el turismo, que si para las energías renovables... Y la lista sigue. La idea es bonita: incentivar sectores clave de la economía. Pero la realidad es que estos regímenes acaban complicando todo el sistema tributario. Tienes empresas en el mismo país que pagan impuestos totalmente distintos, dependiendo de dónde están o qué hacen. Que lo único que falta es un régimen especial para los que tienen un perro en casa. ¿El resultado? Lentitud en la economía y empresas que se pasan más tiempo calculando cómo encajar en uno de estos regímenes que en intentar crecer.

¿Qué tiempo nos toma eso?

No es como que te vas a sentar una vez al año a tirar números para la DGII. Según el Banco Mundial, cumplir con los impuestos en este país requiere en promedio unas 317 horas al año. Es como coger todas tus vacaciones y dedicarlas exclusivamente a calcular, pagar y presentar los impuestos. Y eso no es necesariamente porque aquí se pagan muchos impuestos, sino que los procedimientos son tan complicados que, según este informe, nos toma a los dominicanos el triple de tiempo hacer lo mismo que en otros países. Pero la misma complejidad que tiene el sistema hace que a la misma DGII le tome más tiempo fiscalizar y administrar que lo que realmente recaudan.

¿Se están siguiendo las recomendaciones? 

Bueno, algunas. Los del PNUD hablaron de eliminar regímenes especiales, ampliar la base del ITBIS (ahí sí metió mano el gobierno eh, hasta el nombre cambiamos a IVA), también se propuso compensar a los más pobres con subsidios directos, mejorar los mecanismos de control y auditoría. Aquí casi la mayoría de recomendaciones se están siguiendo, pero con la declaración jurada de todo el que gane por encima de 52 mil pesos mensuales más todas las otras cosas, no se percibe una manera de ponerlo más simple. De hecho, muchas personas lo que han dicho es que ahora serán más necesarios los contadores.

Hacerlo más simple ya de por sí lograría que más personas pagaran, y eso aumentaría la recaudación sin tener que subir necesariamente todos los impuestos. Y también sería más eficiente que caerle atrás a todo el mundo para que pague, que es lo que piensa hacer la DGII según la propuesta del gobierno. 

Si no confías no hay confianza

Aquí hay un problema serio. Por una parte, dice el PNUD que más del 50% de los contribuyentes decide que pagar impuestos es opcional. Y no es necesariamente que los dominicanos hacemos lo que nos da la gana (que también eh), es que tampoco confían en que el gobierno vaya a hacer algo bueno con el dinero. Acuérdate que la misma encuesta de Cultura Democrática que hizo el Ministerio de Economía decía que el 67% de los dominicanos cree que el país está gobernado por unos cuantos poderosos en su propio beneficio. Y si siete de cada diez dominicanos no confían en las personas, mucho menos van a confiar en los políticos. Así que, en lugar de pagar, prefieren hacer malabares fiscales o directamente quedarse fuera del radar de la DGII.

Faltaban los jóvenes

Ayer dieron su opinión sobre la propuesta de reforma los jóvenes empresarios de ANJE, y no fueron tan diplomáticos como el señor del Banco Mundial. Dijeron que aunque es verdad que el gobierno tiene las buenas intenciones de mejorar el sistema, no se ha discutido de manera transparente la propuesta para buscar un consenso.

¿A ti te preguntaron?

Y eso de buscar consenso no es por antojo ni por poesía, ni porque el mismo Abinader lo dijo en el debate presidencial. Ahí mismo dijo clarito que «después de las elecciones, se debe convocar a toda la sociedad dominicana, incluyendo a la oposición» para determinar el tipo de país que queremos y qué se debe hacer para continuar creciendo.

Pero eso además lo dice la Ley 1-12 que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo. Ahí dice que la reforma deberá salir de un Pacto Fiscal Integral en el que estén de acuerdo las fuerzas políticas, económicas y sociales. Es verdad que ahí también decía que esa reforma debió hacerse hace muchos años, pero aquí estamos.

¿Y con quién es que uno cuenta?

Ayer hubo bellaquerías al 2x1 en las fuerzas del orden. Los protagonistas: una coronela del Ejército y un capitán de la Policía Nacional.

A la coronela odontóloga la agarraron en San Juan con un cargamento de contrabando, y no de cualquier cosa. En su yipeta traía de la frontera como mil botellas de ron y 3 mil cigarrillos. Al capitán de la Policía también lo agarraron haciendo contrabando desde Haití, pero no de vicios, sino de personas. Uniformado y todo, lo cogieron en Mao con dos haitianos indocumentados.

Y todavía hay gente que se pregunta por qué es que ningún plan de deportación o de control en la frontera funciona.

La otra cara de la moneda

Ya varios medios comenzaron a recoger quejas del sector construcción, porque se les están frenando las obras por la falta de mano de obra. Que realmente se refiere a la mano de obra haitiana, que es hasta el 90% de la nómina en muchas de las obras. La ley dice que mínimo un 80% de la mano de obra debe ser dominicana y un 20% extranjera, pero eso es cuando la gente está contratada por la ley. En la construcción, la gran mayoría son también indocumentados.

En Bávaro y Punta Cana, principalmente, ya comenzaron a gritar porque hay obras que están a un tris de terminarse y ahora se han quedado sin gente. Y no es solo porque ya los deportaron, sino porque muchos haitianos dejaron de ir a las obras por miedo a que los deporten. 

Lo complicado de esto no es solo que los dominicanos no quieren el trabajo que le dan a los haitianos, sino que aparecen pocos que realmente hayan aprendido el oficio. Ahí hay un tema costo también, porque la mano de obra dominicana sale más cara. Obvio, porque es mano de obra legal también. Que es como debería ser, pero ya los presupuestos lo hicieron con los precios de la mano de obra haitiana. Y las obras, cuando se quedan sin presupuesto, se paran o se ponen demasiado lentas.

La cifra del día

1,775,000 pesos 

La Fuerza Aérea Dominicana ha decidido que, en medio de la reforma fiscal que nos quiere sacar más impuestos, lo más urgente es gastar RD$1,775,000 en 15 anillos de oro de 10 kilates para unos militares que se graduaron.