¡Buenos días!
Hoy es miércoles 11 de diciembre

¿Te fuiste con el amague? Tal vez viste lo de una empresa india que se llama YesMadam, quienes supuestamente habían despedido a 100 empleados que estaban estresados dizque para que ya nadie esté estresado. Bueno, la empresa aclaró que todo fue un «experimento social» para crear conciencia sobre el impacto del estrés en el entorno laboral y que nadie había perdido su trabajo; por el contrario, se les dio un descanso. Para algunos, fue un golpe maestro de marketing; para otros, un disparate.

Cruzando los mares

RD participó por primera vez en una audiencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Ese es el máximo organismo judicial de la ONU, y una de las cosas que hace es resolver pleitos entre Estados. Por eso usualmente uno ve ahí a otros países más grandes, porque están en guerra o tienen problemas que aquí no son muy comunes. 

Esta vez tampoco estamos en pleito con nadie, ni siquiera con el Reino de los Países Bajos por el tema aquel de la frontera marítima que se fijó entre nosotros y algunas de sus islas en el Caribe. Por cierto, la CIJ está allá mismo en Países Bajos, en una ciudad que se llama La Haya. Por eso también se le conoce como la Corte de La Haya.

¿Y qué hacíamos ahí entonces?

Lo que pasa es que la CIJ también dicta sentencias sobre las relaciones jurídicas entre Estados. Y lo de ayer iba más por ahí, porque era un proceso de consultas sobre las obligaciones que deben tener los Estados en relación al Cambio Climático, y las consecuencias para los que no cumplan con esas obligaciones.

Como es consultivo, por ahí pasará todo el que esté interesado. Y nosotros, como parte de los países PEID, estábamos más que interesados en ser escuchados. Por cierto, PEID significa Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, y se refiere a los países que están en mayor riesgo ante el cambio climático (huracanes, aumento del nivel del mar, etc.), por su tamaño y su ubicación en el mapa. En su gran mayoría, los países PEID son islas pequeñas, con economías pequeñas, ubicadas en zonas climáticas complicadas como el Caribe, el Pacífico y el Océano Índico.

Aprovechando el escenario

Nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores mandó un equipo para allá, y la posición que fijaron puede ser resumida en estas 4 cosas:

• Se pidió que los países que más contaminan asuman la responsabilidad legal por los daños ambientales que sus actividades causan en los países más pobres.

  • NOTA: Ahora mismo esos países están poniendo dinero para ayudar a los países más pobres por los efectos del clima, pero consecuencias legales no hay.

• Se hizo énfasis en la necesidad de cuidar los océanos y las costas, porque ahí es donde va gran parte del dióxido de carbono que se emite. Eso daña corales y peces, y puede afectar a la gente que vive de actividades costeras, como la pesca y el turismo de playa. ¿Te suena?

• Se le recordó a la CIJ que el cambio climático afecta derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la salud y al desarrollo. Cuidar a los países más vulnerables no es solo una obligación económica o legal, sino que tiene que ver con derechos humanos.

• Se destacó la necesidad de proteger el territorio de cada país del aumento del nivel del mar, porque en los PEID, el agua está cubriendo poco a poco las zonas costeras y amenaza con desaparecer islas enteras o al menos gran parte de ellas.

El pasaporte azul

Se puede acabar pronto la milenaria práctica de ir a parir a EE. UU. para que el muchacho tenga pasaporte gringo. Donald Trump volvió a decir que eliminará de un decretazo la ciudadanía por nacimiento, el mismo primer día que llegue a la Casa Blanca. 

La ciudadanía por nacimiento también se conoce como ius soli (derecho de suelo), que es una expresión en latín que dice que a una persona le toca la nacionalidad del país donde nazca, independientemente de la nacionalidad o el estatus migratorio de sus padres. El Donald dice que eso incentiva la inmigración irregular, porque los hijos de los indocumentados nacen con todos los derechos y servicios garantizados.

Querer no es poder

Esta fue una de las promesas de campaña de Trump, y a una parte de su base más fiel de fanáticos les gusta la idea. Pero a la hora del none, la verdad es que legalmente es casi imposible que pueda eliminar esto. Para empezar, ese derecho está consagrado en la Constitución. Específicamente en la 14ª enmienda, que fue ratificada en 1868 justo después de la guerra civil, para garantizar la ciudadanía de los esclavos liberados. Así que ahí mismo se cae la posibilidad de que un decreto no sea tumbado por la justicia, y la única vía normal sería modificando la Constitución.

Pero los gringos son especialmente ñoños a la hora de la posibilidad de cambiar cualquier cosita de su Constitución, aunque es posible. Lo único es que se necesita la aprobación de dos tercios del Congreso —muchos legisladores demócratas tendrían que dar el sí, además de todos los republicanos— y la ratificación de tres cuartas partes de los estados (38 de 50). Prácticamente imposible llevarlo a la realidad.

No son los únicos

La ciudadanía por nacimiento tiene raíces largas y profundas en el sistema gringo, y aunque Trump ha dicho que EE. UU. es el único país que la da sin condiciones, la realidad es que hay más de 30 en el mundo. Canadá, México, Uruguay y Perú son algunos de los que aplican el ius soli sin preguntar mucho. Otros, como Argentina, Brasil, España o Francia, ponen algunas condiciones. 

La otra modalidad, más común, es la de ius sanguinis (derecho de sangre), que automáticamente otorga al nacido la nacionalidad de los padres. Esa es la que tenemos nosotros, pero no la ius soli. Por eso el dominicano nace donde le dé la gana, y los hijos de indocumentados no son dominicanos aunque nazcan aquí. Una observación importante es que la mayoría de los países que tienen ius soli, también tienen el ius sanguinis.

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