¡Buenos días!
Hoy es viernes 14 de febrero

San Valentín está bien, pero demostrar amor no es cosa de un solo día. Es ver a los tuyos —pareja, amigos, familia— tal como son y, sobre todo, dejarlos ser, sin querer cambiarlos. Como dice Brené Brown: "Ver y ser visto. Esa es la verdadera naturaleza del amor". Porque amar es reconocer al otro como es y dejarse ver, con lo bueno y lo complicado. Sin máscaras, sin apariencias, solo desde lo auténtico.

Apunta ahí

El director del Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil (Cesac) dijo que ahora les ha cogido a unos graciosos con apuntarles con láser a los aviones, justo cuando se están acercando a varios aeropuertos dominicanos. En los últimos meses han recibido al menos 12 reportes de pilotos, tanto de vuelos comerciales como privados. Unos 7 han sido en el aeropuerto del Cibao, y los otros en el de Las Américas.

Un juego de niños

Apuntarle con láser a la cabina de un avión no es un relajo. De hecho, es bastante peligroso. Aunque los pilotos vuelan la mayor parte del tiempo usando solo los instrumentos y sin la necesidad de ver para afuera, durante las fases más críticas, como la aproximación y el aterrizaje, necesitan máxima visibilidad y concentración. Un láser de esos puede dejar al piloto ciego por un rato, desorientarlo o afectar su percepción de profundidad, o incluso hacerle daño en los ojos, así que el riesgo es realmente importante.

¿Y qué hacemos?

Lo primero es avisar, como se está haciendo ahora. Pero también hay que ubicar a los que están bregando con los láseres, y por eso ya el Cesac llamó a otras agencias de seguridad para comenzar la búsqueda. Al que agarren le puede tocar mucho más que un boche o una multa, porque la Ley 491-06 de Aviación Civil lo tiene bien clarito: eso es un delito y puede llevar de 2 a 5 años de cárcel. Habría que ver cómo se maneja el tema si el que lo hace es un niño, pero si es uno que se cree niño se lo puede llevar quien lo trajo.

La medicina para tu dolor

La Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA) y Pro Consumidor firmaron un acuerdo para trabajar de la mano en garantizar que a los pacientes no les vayan a dar un tumbe cuando vayan a la clínica o al médico. Aunque no lo creas (bueno, realmente sí lo crees), en el sector salud hay gente que cobra de más y hace otros fraudes, aprovechando en algunos casos que hay cláusulas del contrato del seguro que no están muy claras. 

A tomar meDIDA

Por un lado, piensan revisar todas las pólizas de salud para asegurarse de que no hay cláusulas raras o que no se entiendan bien. Por el otro, moverse cuando reciban denuncias de cobros indebidos o fraudes, o costos mal calculados en un tratamiento equis. Y a la clínica, médico o aseguradora que no cumpla, sancionarlos. 

Eso hasta incluye, según el director de DIDA, a los médicos que cobren un copago (la diferencia) «excesivo». ¿Qué es excesivo? Sabrá Dios. Para referencia, los seguros pagan como 500 pesos por consulta, pero el médico cobra mucho más. Algunos 2 mil, otros 3 mil, quizás 5 mil, y así… pero en ningún lado dice cuánto es mucho o poco.

¿Y tú quién eres?

Aunque a la DIDA se le agradece la intención, la realidad es que su rol es de mediación, orientación y defensa de los afiliados. O sea, puede recibir y canalizar denuncias o reclamos, pero jamás puede sancionar a un médico, una clínica o una aseguradora. Pro Consumidor sí podría, en algunos casos, pero en el sector salud es difícil que les dejen meter la cuchara. Los que sí pueden tomar cartas en ese asunto son Salud Pública, por supuesto, y la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril), que es la principal reguladora del Sistema de Seguridad Social.

Cuando nadie tiene los huevos bien puestos

Mientras Trump anda muy ocupado con asuntos muy importantes como las guerras de Ucrania y Gaza, el desmantelamiento del gobierno, la inmigración ilegal o los sorbetes de plástico, en la economía del país más desarrollado del mundo hay un problema bastante básico: no hay huevos suficientes.

Es en serio: están escaseando los huevos en EE. UU., y por simple ley de oferta y demanda el precio ya está en su punto más alto de toda la historia: casi 5 dólares por una docena. Eso es casi el doble que lo que costaba una docena el año pasado. Imagínate lo que significa un aumento así en un producto tan básico en un país de 331 millones de habitantes.

El covid de los pollos

Este aumento no es culpa de Trump, ni tampoco de Biden, y de Obama menos. La culpa es de la gripe aviar, que solamente sale en los titulares cuando se infecta un ser humano (cosa que pasa muy poco), pero a las gallinas las está aniquilando. Desde el 2022 hay un brote que ha obligado a sacrificar más de 157 millones de aves, incluyendo a gallinas ponedoras. Cada vez que aparecen casos en una granja, el Departamento de Agricultura manda a sacrificar a la bandada entera.

Pero hay otros factores que han influido en el costo de producción de los huevos, y es que los alimentos (los granos, principalmente), la mano de obra y los combustibles han subido bastante en los últimos años. Para completar, varios estados han aprobado leyes que exigen reglas más estrictas para la crianza de gallinas, y eso incluye la eliminación de jaulas. Eso también disminuye la producción y aumenta el costo. 

Y para completar —y esto tampoco es relajando— la gente está comiendo más huevos, porque por alguna razón se han puesto de moda las «desayunerías». Algunas ya están cobrando un extra al que quiera su desayuno con huevos, y los supermercados incluso están limitando la cantidad de huevos que puede comprar cada cliente.

¿Y qué uno hace?

Oh, criar las gallinas uno mismo. Parece chiste, pero es anécdota. Hay gente que está comenzando a criar sus propias gallinas ponedoras en su casa. Sobre todo en Texas, donde las ventas de aves de corral se han triplicado. En lugares como Nueva York o Chicago quizás no sea una opción, porque está difícil tener un gallinero en un apartamento de Manhattan o del Bronx.

Pero hablando más en serio, como ha sido este tema completo: ahora el gobierno tiene que tomar decisiones. Una es vacunar a las aves masivamente, que es una opción polémica porque hay muchos países que prohíben la importación de aves vacunadas (al menos las gallinas no se quejarían de que las obliguen o de que les den una tarjeta de vacunación, pero ese es otro tema). 

También pueden ponerse más estrictos con las medidas de higiene y eso, pero lo han hecho antes y los brotes han seguido. O pueden hacer como Canadá, que estabiliza los precios regulando la producción y restringiendo las importaciones. A ellos les ha ido de lo más bien con eso a pesar de que a las gallinas canadienses les da la gripe, pero va en contra de las libertades económicas que prefieren Trump y los republicanos.