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Hoy es jueves 21 de noviembre

Y bueno, ya nos acercamos al final. Kim Kardashian ahora tiene un nuevo mejor amigo que ni respira, ni se divorcia, ni se cansa, ni se queja: el robot Optimus de Tesla. Le llegó primero que a todo el mundo porque, claro, ser una Kardashian tiene sus ventajas. Aunque probablemente a ella hasta le pagaron para eso, este robot humanoide cuesta más de 20 mil dólares y ahora le ayuda a Kim a… bueno, quién sabe, probablemente a posar para Instagram. 

Perdonen el retraso

Después de 14 años de múltiples barajes, finalmente hoy comienza el apagón analógico (o más bien, la activación digital). Si tú lo más que ves en la televisión es Netflix y si acaso tienes un telecable con cajita, ni te vas a enterar de qué es lo que va a pasar. Pero hay muchísimas familias dominicanas que todavía reciben su señal de televisión por antena, y a ellos sí les cambiará la forma de ver TV.

De análogo a digital

La gente que no paga telecable puede ver algunos canales de televisión por una señal analógica, que es básicamente como una señal de radio que llega directamente a una antena. A eso se le llama «televisión abierta». Ahí llegan una cantidad de canales limitados, con una calidad más limitada todavía. Además, con cualquier nubecita que pase se puede ir la señal o ponerse borrosa. Ahora la señal será digital (el nombre formal es Televisión Terrestre Digital), y eso les permitirá ver más canales, en calidad HD y sin que se les viva cortando la señal.

¿Y era tan difícil?

Esto se venía retrasando por varias razones. Empezando por que los canales tenían que hacer unos cambios para transmitir en digital, y algunos no tenían prisa o no tenían dinero. Y luego está la parte que le tocaba al gobierno, de cambios en infraestructura y otras cosas. Y no puede faltar el pequeño detalle de que muchos televisores —especialmente los fabricados antes del 2014— no tienen integrado el decodificador digital para «captar» la señal digital.

Por eso, el gobierno tendrá que repartir como 940 mil cajitas convertidoras para repartirlas entre esas personas que tienen televisores analógicos. El año pasado entregaron cerca de la mitad, pero eso se quedó ahí en ese momento. Para ese proyecto, incluyendo las cajitas, se cogió un préstamo por 22 millones de dólares con el BID. No debes confundir esta cajita con tu caja de telecable, porque se parece, pero no es lo mismo. Estas cajitas convertidoras lo que hacen es recibir la señal digital y decodificarla para que la televisión análoga la pueda «leer». El asunto es que como son tantas, lo empezaron a hacer por partes —primero la capital, el este y San Cristóbal, después el Cibao y por último el Sur— así que la señal análoga seguirá por alrededor de 1 año más.

Un negocio redondo

Con la caída de la «modernización fiscal», también se cayó un artículo que les quitaba a los congresistas las famosas exoneraciones de impuestos para importación de vehículos, un asunto que ha sido criticado durante décadas, pero sigue ahí como el primer guandul. Quizás porque son los mismos diputados quienes tendrían que aprobar quitarlo, y no es todo el mundo que estará de acuerdo en quitarse un beneficio así.

¿Cuál es el gran beneficio?

Dinero, y mucho. Mira cómo es que funcionan las exoneraciones: cada 2 años, los legisladores pueden traer cualquier vehículo —sin importar valor, marca, año o cilindraje— sin pagar los impuestos de derechos aduanales, ITBIS y otros cargos. Eso se aprobó en 1966 dizque para que los honorables tuvieran más facilidad para montarse en buenos vehículos para hacer su trabajo y representar mejor sus provincias. Nadie sabe por qué había que cambiar de vehículo cada dos años, pero vamos a dejarlo ahí.

Pero con el tiempo, los muchachos se dieron cuenta de que esa exoneración puede significar hasta el 42 % del valor de un vehículo, y vieron una oportunidad de negocios tremenda. La cosa funciona más o menos así: alguien se antoja de un Ferrari que cuesta 500 mil dólares. Por más dinero que tenga y sin importar de dónde lo haya sacado, esa persona siempre preferirá pagar 350 mil por el mismo carro. Ahí entra el legislador, que le vende la exoneración por, digamos, 50 mil dólares. El comprador termina pagando 300 mil por el carro y 50 mil por la exoneración, y se ahorra 150 mil dólares, y el legislador se va con 3 millones de pesos para su casa.

¿Y cuál es el problema?

Que ese festín de carros no solo les está llenando los bolsillos a los legisladores aprovechándose de un beneficio que no es para eso, sino que nos está costando un reguero de dinero a todos nosotros. Diario Libre le sacó punta al lápiz y tiró estos datos: solo entre el 2020 y el 2024, se usaron las exoneraciones para 499 vehículos, incluyendo 68 Porsche, 51 Ferrari, 9 Rolls-Royce, 8 McLaren y 3 Aston Martin. Por todos esos impuestos que no se pagaron, el Estado dejó de recibir 2140 millones de pesos. Eso está cerca del presupuesto anual de instituciones como el Ministerio de Deportes o el Ministerio de Cultura. 

Dale aquí si quieres ver cuánto nos ha costado cada legislador en exoneraciones. Spoiler: hay varios que han vendido exoneraciones por más de 20 millones en apenas 4 años.

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La cifra del día

30 mil motoristas

Ayer hablábamos de las más de 735 mil personas que tienen la licencia vencida, y cuando viene a ver, tú pensaste que los motoristas podían tener una gran responsabilidad. Pues no, los motoristas ni siquiera tienen licencia. Dijo Milton Morrison que hay más de 3.5 millones de motores en el país, y solo 30 mil motoristas tienen licencia. O sea, un 1 % o menos.