¡Buenos días!
Hoy es viernes 25 de octubre

No es para que te sientas mal si no viajaste este año, pero hace cinco días vieron un ratón grandísimo en pleno vuelo de Spirit andaba un ratón grandísimo buscando sitio hace cinco días. Pero bien, lo importante es que estamos vivos.

Viendo doble

Ayer te contábamos que el presidente puso a Carlos Pimentel a dirigir la Dirección General de Alianzas Público-Privadas (DGAPP), que estaba huérfana desde que el presidente ascendió a Sigmund Freund a ministro de Administración Pública en julio pasado. Carlos también es director de Compras y Contrataciones Públicas (DGCP) y no se va de ahí, así que estará en los dos puestos al mismo tiempo.

Dos en uno

De una vez le cayeron las críticas al presidente por la decisión, tanto desde la oposición como desde otros sectores. No solo por aquello de que «el que mucho abarca, poco aprieta», sino porque estaría violando varias leyes. Estas son las que han citado:

• La Constitución: en su artículo 144, dice que ningún funcionario estatal puede ocupar más de un cargo con salario, a excepción de dar clases. 

  • En defensa del gobierno, Carlos estará en la DGCP de manera honorífica, o sea, que solo cobrará por la DGAPP.

• Ley de Función Pública (41-08): en el artículo 80 prohíbe que un funcionario tenga dos puestos en instituciones públicas. 

  • Eso lo dice en el ítem 5 de ese artículo, donde pone como excepciones dar clases, participar en actividades culturales o investigaciones, o cuando se trate de «labores honoríficas». Por ese lado, se podría decir lo mismo, que estará de manera honorífica en la DGCP. Pero entonces también dice que eso es siempre y cuando no haya «incompatibilidad legal» entre las dos posiciones, y una de las funciones de la DGCP es fiscalizar a la DGAPP. En ese caso, Carlos sería «juez y parte» y sería ilegal.

• Ley de Alianzas Público-Privadas (Ley 47-20): en el artículo 19 dice que el director de la DGAPP no puede tener otro cargo en el Estado ni otro empleo de ninguna naturaleza, excepto dar clases.

  • Esta no hay cómo defenderla, porque no habla de salarios ni de incompatibilidad. Simplemente no puede.

¿Es o no es?

En los últimos días, sindicalistas del transporte y otras personas se han quejado de lo que entienden es una «discriminación» contra las personas mayores de 65 años. Lo que pasa es lo siguiente: a partir de esa edad, la vigencia de la licencia se reduce a dos años, a diferencia de los cuatro años que dan antes de ahí. 

Eso está en el artículo 21 del Reglamento de Licencias de Conducir, que especifica cómo el período de vigencia baja a la mitad del tiempo para las categorías 01 (motores y triciclos), 02 (vehículos livianos) y 05 (vehículos especiales). Para la categoría 05, la de los vehículos especiales como los de construcción, el tiempo de vigencia para los «jóvenes» es de 3 años, pero para los mayorcitos se reduce a uno.

¿Y cuál es la controversia?

Que el costo de renovación es el mismo: 1900 pesos por licencia. Pero como a los mayores de 65 les dura solo 2 años, estarían pagando el doble que los más jóvenes por mantener su licencia al día. Dicen los críticos que eso viola el artículo 39 de la Constitución, que dice que todo el vivo es igual ante la ley y nadie debe ser discriminado por temas de edad.

Me quedaría intrantquilo

El Intrant respondió lo obvio: a partir de los 65 años las personas comienzan a tener el deterioro propio de la edad. La vista, los reflejos, la lucidez mental… todo eso comienza a disminuir, y por eso es que sólo dan 2 años. Cuestión de seguridad ciudadana, no de discriminación.

La respuesta de allá pa’cá fue más obvia todavía: ‘OK, den 2 años, pero cobren la mitad’. El Intrant no ha respondido, pero tampoco puede hacer nada sin que el Congreso cambie la ley.

Te tengo otra

Ya que estás vuelto un experto en controversias legales y en la delgada línea entre las leyes, los derechos y la discriminación, atiende este caso: Hace un par de días, un joven que se llama Ricardo Encarnación se quejó por las redes diciendo que está loco por unirse a la Policía Nacional, pero no lo dejan porque tiene un tatuaje visible.

Él cumple con todos los otros requisitos, excepto ese. Entonces él está pensando lo que probablemente estés pensando tú también (o no): eso es un «atraso» en cuanto a la inclusión, porque un tatuaje hoy en día no es exclusivo de marineros y delincuentes, como era hace muchos años.

Tenlo, pero que no se vea

El vocero de la Policía, Diego Pesqueria, dijo que no fue que se le negó la entrada, sino que las reglas prohíben los tatuajes visibles. Así que si él se borra su tatuaje o se inventa una técnica para moverlo de sitio y ponérselo donde no se vea, entra de una vez (eso último no lo dijo el vocero, sino nosotros). 

Pesqueira dice también que esas políticas están bajo revisión, y que es muy probable que próximamente sean modificadas para adaptarse a una sociedad más «moderna y flexible». Pero mientras tanto, esas son las reglas y no hay excepciones.

¿A esta edad?

Mientras aquí todavía no hemos quitado una prohibición que parece obsoleta desde hace tiempo, en Ecuador la pusieron apenas en enero de este año. En ese momento, metidos de lleno en una guerra contra las pandillas, la policía ecuatoriana dijo que eso buscaba evitar que personas que hayan pertenecido o pertenezcan a esos grupos criminales se puedan «colar» en la Policía. En ese caso no solo prohibieron los tatuajes visibles, sino cualquier tatuaje.

Lo primero que viene a la mente es que una medida como esa asume que todo el que tiene un tatuaje es delincuente, lo cual es absurdo. Pero allá dicen que lo que pasa es que allá es muy común que en las bandas usen tatuajes para identificarse y declarar la lealtad a la banda. Algunos son conocidos, como los lobos, tigres o leones que usan las organizaciones Los Choneros, los Lobos y los Tiguerones, pero otros podrían no ser conocidos.

Imagen del día

Así se ve la verja que está haciendo el gobierno en la zona de Pedernales. Tendrá unos 3 kilómetros de largo desde Pedernales hacia el norte, o sea que los que quieran cruzar ilegalmente tendrán que caminar un poco más.