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Hoy es miércoles 28 de agosto

«Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo».

Esta es la frase original del filósofo español George Santayana, que escribió en 1905, y que todo el mundo ha adaptado a «quien no conoce su historia está condenado a repetirla».

Noticia de ‘in-pactos’

El gobierno inauguró el año escolar con presencias simultáneas del presidente Abinader en la capital, y de la vice Raquel en Santiago. Ahí el presidente aprovechó para llamar a todos los sectores a firmar el Pacto por la Calidad de la Educación. Y ya que el Consejo Económico y Social (CES) se ha encargado de armar las discusiones de las reformas, el presidente les pidió que convoquen las discusiones para ver si logran un acuerdo, el cual tendría esencialmente cuatro objetivos: la formación inicial y continua de los profesores, la evaluación de su desempeño, la inversión eficiente del presupuesto educativo (el 4 % del PIB), y la inclusión de nuevas tecnologías.

Esto lo he visto antes

Si de pactos por la educación vamos a hablar, eso es lo que menos ha faltado en los últimos años. De hecho, cada vez que se quiere resolver algo grande, siempre saltan con un pacto equis. Hubo uno grande en el 2014 que se llamó «Pacto Nacional por la Reforma Educativa», donde se comprometían a modernizar la educación, la infraestructura, que se cumpliera el calendario escolar y que se mejoraran las condiciones de los profesores. Y aquí estamos en el 2024 inscribiendo muchachos en colegios privados porque no hay escuelas suficientes.

¿Se te parece a lo que firmarían ahora? Claro, porque es muy poco lo que se ha cumplido. Pero eso no es nada; en el 2021 se firmó otro acuerdo «histórico» entre el Ministerio de Educación y la ADP, donde se estableció un aumento de salarios y mejoras en las condiciones laborales. Pero ni tan histórico fue, porque en el 2023 firmaron otro gran pacto histórico por la educación, donde se retomaron los puntos del 2021 y se incluyeron otras cositas. De «gran pacto» tuvo poco ese, porque los profesores han seguido haciendo huelgas y no es mucho lo que ha cambiado.

Quien no conoce su historia

Está condenado a repetirla, y por eso al inicio de este año escolar se repiten los mismos titulares de toda la vida. Por ejemplo, el tema de la falta de aulas. ¿Recuerdas que Higüey estaba junto a la capital y a Santiago entre los lugares donde miles de estudiantes se quedaron sin cupo, y se lo achacaron a los haitianos? Bueno, pues 18 escuelas higüeyanas no pudieron arrancar las clases porque se están remodelando y no están listas.

Y las que sí dieron clases, no es que estén muy diferentes. Ayer se escucharon las quejas por los baños en malas condiciones, la falta de agua potable, o equipos e instalaciones viejas. Hasta las novedades siguen siendo acompañadas por las viejas costumbres, porque a pesar de que es verdad que ahora comenzaron a darles comida más saludable a los niños, en «la gran mayoría de las escuelas» lo que dieron fue el viejo combo de pan y leche. Al menos es con buena intención, porque dice el ministro Ángel Hernández que él come pan todos los días y no le hace daño, y que la leche con chocolate también porque le ayuda a tener energía durante el día.

¿Maco o confusión?

La Junta Central Electoral salió a recordar en un comunicado que los artículos 18 y 25 de la Constitución dicen que los hijos de extranjeros en tránsito (sin residencia) o de extranjeros en situación irregular (indocumentados) no tienen derecho a la nacionalidad dominicana. Estos nacimientos deben ser inscritos en el Libro de Extranjería, que es un registro diferente y específico para esos nacimientos, y no en el registro civil. 

Esto fue en respuesta a un artículo del periódico El Dinero, que decía que según sus averiguaciones, el 67 % de los niños nacidos de madres haitianas en el 2023 habían sido incluidos en el registro civil, y, por lo tanto, se les había dado acta de nacimiento como dominicanos.

Justo en el dinero

Lo que hizo el medio fue un cálculo sencillo, comparando los datos del Servicio Nacional de Salud (SNS) y de la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Ellos dicen que según el SNS, en los hospitales públicos del país se registraron 38 514 partos de madres haitianas. Pero entonces, según la ONE hubo 156 024 nacimientos en total, y el 16.67 % era de madres haitianas. O sea, unos 26 009 partos, que serían el 67 % de los 38 514 partos reportados por el SNS. Eso no generaría confusión si no fuera porque la tabla de la ONE (en la página 15 de este documento) dice que esos datos fueron sacados de las Oficialías del Estado Civil de RD.

Cuelen su café claro

La Junta dice que en el registro civil se cumple fielmente lo que dice la Constitución, pero que como quiera van a investigar. Si los números del artículo están correctos, una explicación sencilla sería que el famoso Libro de Extranjería está incluido en las Oficialías del Estado Civil, pero ellos dirán.

Imagen del día

Cuando los diputados llegaron a trabajar ayer, se encontraron con este «kit provida» en sus puestos en el hemiciclo y que por suerte no tenían explosivos o burundanga. Estos regalitos los dejó allá una fundación que se llama Mujeres en Defensas de la Vida. Ya sabrás cómo se pusieron muchos, sobre todo los pro elección o pro causales, por la falta de respeto a su privacidad en el trabajo. Aparte de todo, ayer nos enteramos que cualquiera puede entrar y dejar regalo en cada curul.

La cifra del día

20.8 %

El porcentaje de dominicanos que mostró una preferencia hacia regímenes autoritarios en vez de democráticos, según la Encuesta de Cultura Democrática 2022-2023 del Ministerio de Economía. Si a eso le sumas otro 27.1 % que dijo que le da igual, estamos hablando de que un 47.9 % —casi la mitad de la gente— no prefiere una democracia sobre regímenes autoritarios. Y eso es casi el doble que en el 2008, cuando sólo un 26.2 % no prefería una democracia.

La «apatía democrática» es mucho más acentuada en las personas nacidas de 1978 en adelante, que siempre han vivido en democracia y quizás por eso no valoran tanto no tenerla. Esas personas, que en el momento de la encuesta tenían entre 18 y 44 años, son 2.2 veces más propensas que los mayores a la «apatía democrática».