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El petróleo: de oro negro a un futuro incierto
¿Qué es el petróleo?
Es un aceite mineral formado por un mix de hidrocarburos, azufre, oxígeno y nitrógeno que solamente se puede encontrar en rocas sedimentarias, es decir, rocas que se forman de la acumulación de materiales o partículas. El petróleo ha sido el combustible que ha impulsado la modernidad, y todavía es fundamental para impulsar autos, calentar hogares y fabricar productos que usamos todos los días.
Pero, ¿cuánto sabemos realmente sobre su historia y su futuro?
¿Quién descubrió el petróleo?
El uso del petróleo ha sido documentado desde hace muchísimo tiempo. Hay registros de uso para calentar los baños en Asia Menor en la antigüedad; desde hace 4,000 años varios escritores griegos hablaban del uso del petróleo para hacer asfalto y construir muros; mientras que en el imperio Persa se usaba para iluminar casas de la gente rica; y de este lado del charco, en Venezuela específicamente, los pueblos indígenas llamaban al petróleo «mene» y lo utilizaban para básicamente todo —medicina, iluminación, calefacción, etc—. Antes que Colón interrumpiera, claro.
Pero la historia del petróleo como lo conocemos hoy y para los usos que le damos hoy comenzó a mediados del siglo XIX. En la década de 1850, un químico escocés llamado James Young se dio cuenta de que el petróleo, al ser filtrado en una mina de carbón (destilado), servía para usarse como aceite de lámparas y así podían sustituir el carísimo aceite que se utilizaba, sacado nada más y nada menos que del esperma de ballena.
A partir de ese momento, las empresas mineras comenzaron a correr por descubrir cada vez más yacimientos de petróleo. Los estadounidenses, sobre todo, arrancaron a explotar todos los kilómetros posibles buscando crear el keroseno —petróleo filtrado—. A los gringos se le unieron muchos otros países de todos lados del mundo —México, Venezuela, Indonesia, Rusia— buscando tener la mayor cantidad de keroseno para hacerse de dinero llevando aceite a los hogares para que tuvieran luz.
Llegó el siglo XX
Y con el nuevo siglo también llegó el boom del petróleo, cuando los motores de explosión —Daimler y Diesel— se hicieron famosos y permitieron que se crearan nuevas formas de transporte que lograban sustituir a los combustibles tradicionales —como el carbón— y transformar la industria del transporte con el desarrollo de la «automoción».
La cosa se puso aún más interesante cuando en 1908, Henry Ford, creó el vehículo «Ford T», el primer modelo de carros elaborado en cadena, que utilizaba gasolina —así como la ropa prêt-à-porter pero de carros— y abrió el mercado de vehículos al público en general.
Eso estaba sucediendo al mismo tiempo que aparecían yacimientos gigantes en Irán, Irak y Arabia Saudita, que prometían suplir a everybody de petróleo, llegando a amenazar las industrias petroleras gringas y abrieron la competencia global del mercado petrolero.
Así, a principios del siglo XX la industria del petróleo se volvió viral gracias a la necesidad de aceite para lámparas y gasolina.
Las guerras mundiales fueron la cherry
Cuando arrancaron los países a bombardearse, el petróleo se volvió esencial porque permitía que los buques fueran mucho más rápido y eran el sustituto perfecto para el uso del carbón en otros vehículos de guerra. Durante ambas guerras el acceso a las fuentes de petróleo fue un tema determinante y por eso, sobre todo en la Segunda Guerra Mundial, se llevaron a cabo muchas operaciones que tenían como único objetivo destruir los campos de petróleo ajenos para quedarse ellos siendo duros. Y así, en plena pelea y en plena flor del crecimiento del petróleo, comenzaron las grandes potencias a darse cuenta de la importancia del nuevo «oro negro».
El punto es que el uso del carbón comenzó a morir desde que llegaron las guerras mundiales porque el petróleo resolvía el tema energía y muchos otros como la deforestación para usar en máquinas de vapor; el tema de las ballenas y su semen que hablamos antes; y obvio, produjo grandes avances económicos mundiales por lo versátil que es.
El petróleo juega un rol tan estratégico
Que después de la Segunda Guerra Mundial el mundo comenzó a depender fuertemente del petróleo, y grandes países como EE. UU. y Japón consumían y tenían mucho petróleo que provenía de Oriente Medio. Pues en 1973, como parte de la estrategia de la Guerra del Yom Kippur —un bobo entre los países árabes e Israel—, la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo pararon toda la producción de petróleo, subieron el precio y mandaron a embargar todos los envíos de petróleo que fueran a Occidente —porque estos, y sobre todo los gringos, estaban apoyando a Israel—.
Ese lío causó una recesión en la economía de muchos países de este lado del charco —sobre todo en EE. UU.—; se disparó la inflación; provocó condiciones de vida terribles para las personas desempleadas y los grupos marginados; muchas escuelas y oficinas tuvieron que cerrar varias veces por falta de combustible para prender la calefacción; y aumentó el desempleo.
Y aunque los ministros de energía árabe terminaron el embargo el 17 de marzo de 1974, la recuperación del bobo económico que eso dejó en este lado del planeta, no terminó hasta ya entrados los años 80.
Hoy en día
El petróleo satisface el 90% de la necesidad de combustible en los vehículos y también representa el 40 % del total del consumo de energía solamente en EE. UU. y el 32% del consumo energético mundial. Ahora mismo es conocido como el oro negro porque casi todo lo que se mueve y se transporta necesita petróleo y al mismo tiempo es la base de muchos productos químicos que son utilizados en el presente.
¿El bobo?
El petróleo no es infinito, pero tampoco está por terminarse, así que lo tendremos por un rato. Pero, según los expertos, la industria tiene que preocuparse por la sustitución de este combustible por alguna otra fuente de energía —probablemente renovable—. Según se estima el petróleo pasará pronto al segundo lugar y el gas natural se pondrá de patrón, para luego, por ahí para el 2040 —según las estimaciones—, darle la silla de oro a alguna otra fuente de energía.
Ya hay varias alternativas en la palestra como el biodiesel, etanol, biogás, hidrógeno y la alternativa eléctrica. Pero todavía están casi todos en su período de prueba porque tienen ciertos inconvenientes que por lo general se resuelven fácil con la vieja confiable: gasolina.
Así que aquí seguiremos viendo cómo el mundo se transforma. Cómo pasamos de TV con cable a Youtube; skinny jeans a pantalones sueltos; vehículos de gasolina a eléctricos; y de aguantar un apagón con lámpara de aceite a tener paneles solares.
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