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Brifeo Especial: 11 de septiembre
Dígame qué hacemos ¡Ay Torre de Control!
Septiembre 11, 2021
Todo lo que ha pasado en las últimas semanas con los talibanes en Afganistán, nos hace recordar que con los musulmanes radicales
—sobre todo si están dispuestos a dar hasta su vida por armar un bobo— es mejor llevar la fiesta en paz.
Hoy nos vamos en un viaje astral al 2001, cuando Ricky Martin lanzaba su hit
She Bangs
; la gente seguía viendo la película
La Momia Regresa
; y año en que nacería, la ahora famosa cantante, Billie Eilish.
Ese mismo año, un mes como este, en un día como hoy, la red terrorista Al Qaeda llevó a cabo un plan que puso al mundo entero a aguantar la respiración y ver qué vendría después. El atentado contra el World Trade Center, también conocido por ser el lugar donde, años después, el gran filósofo dominicano, Pio La Ditingancia diría:
Manga que e’ ahí que taban’. ‘Ande’ Bin Laden se metió, fue ahí.
Pero ¿por qué? ¡¿POR QUÉ?!
Desde el inicio de los tiempos, Estados Unidos y una gran cantidad de grupos musulmanes radicales del Medio Oriente, han tenido sus disputas. Los gringos defendiendo sus intereses
—y a veces queriendo coger un chin más de lo que les toca— y los musulmanes radicales defendiendo, como mamá pollito, su versión extremista de la religión que profesan: el islam.
Osama Bin Laden, el creador de Al Qaeda, nació en Arabia Saudita. Era un tipo bien, de familia bien y con educación bien que decidió que ya estaba bueno del bien y se fue al lado oscuro.
Osama creía en que había que restaurar la ley sharía
—esa que dice, por ejemplo, que las mujeres no pueden mostrar sus rostros en público y que los hombres deben dejarse crecer la barba o de lo contrario pueden ser apedreados o castigados en público— en todos los países musulmanes, y que había que mantener a los enemigos alejados de sus tierras.
En los primeros años de baby Al Qaeda, el enemigo no era Estados Unidos, sino la Unión Soviética (URSS); y el enfoque del grupo, como de los también recién nacidos Talibanes y los conocidos Muyahidines
—combatientes islámicos fundamentalistas— era defender sus tierras de enemigos históricos que atentaban contra su fe. Los soviéticos estaban, en esa época, conquistando territorios de Afganistán y amenazando con controlar todos los territorios musulmanes.
En ese momento, EE. UU. apoyaba a los pueblo saudí y afgano en la defensa de sus territorios contra la URSS
(con su segunda intención, claro, pero apoyando).
Una vez la URSS recogió los bates y se fue de Afganistán, en teoría, se había roto la taza y cada coro de terroristas debía irse para su casa. Pero Osama Bin Laden se dijo a sí mismo
—como el meme de Bugs Bunny que anda por ahí—: “nop”, y a la par de los talibanes comenzó a idear planes para sacar del medio ahora a quien hasta ese momento era como un aliado: los Estados Unidos de América, bajo el entendimiento de que son un pueblo ateo y odian al islam.
Como ya hemos visto históricamente: grupo musulmán radical + armas financiadas + Estados Unidos = problemas por donde sea que usted lo vea.
Dicho y hecho. Durante varios años, Al Qaeda había enviado señales pequeñitas para que EE.UU. se diera cuenta que en realidad ya su amistad había muerto, eran enemiguitos y no me hable.
Por ejemplo, en 1983, el atentado a la base militar estadounidense en Beirut; luego, en 1993, cantaron
Coche bomba
de El Alfa en el mismo World Trade Center, dejando 6 muertos; y luego el atentado suicida en el 2000 contra el destructor de la marina, el USS Cole, donde unos terroristas suicidas de Al Qaeda se estrellaron contra el navío, dejando 17 marines muertos.
Hasta este punto, todos los ataques del grupo terrorista estaban enfocados hacia los cuerpos de fuerza militar estadounidense, pero eso estaba a punto de cambiar. El jefe del grupo, el que prestaba la casa para los coros y brindaba de lo que había, Osama Bin Laden, comenzó a idear un plan un poco más descabellado, que diera a entender, de la forma más clara posible, que ya era hora de que los territorios musulmanes se quedaran habitados solamente por los musulmanes.
Es entonces que Jálid Sheij Mohamed
—un pana de Bin Laden— le propone la idea de ataques suicidas con aviones de pasajeros secuestrados, y ahí Bin Laden dijo ‘ESO TILIN’ y juntos comenzaron a construir el plan macabro.
Comienza el desmadre
El plan original era secuestrar por lo menos 12 aviones y estrellarlos contra todo lo que fuera edificio emblemático gringo. El plan cambió porque se dieron cuenta de que OK y todo, pero tanta ambición tampoco era buena, y lo redujeron a 5 aviones que se iban a estrellar contra el World Trade Center (las Torres Gemelas), el Capitolio, la Casa Blanca y el Pentágono.
Los conocidos como ́kamikazes´ –o los tígueres que decidieron estrellarse por voluntad propia y llevarse a rehenes con ellos al otro lado del cuento– eran 19 miembros de Al Qaeda, musulmanes radicales y practicantes de la ley sharía (o ley islámica), que tenían la esperanza de encontrarse con Alá y todas las vírgenes prometidas al pasar a una mejor vida, solo por defender el islam con la vida misma.
Por ese atentado murieron exactamente 2996 personas, siendo 265 de ellos pasajeros de los aviones estrellados, y el resto dividido entre personas que se encontraban en las Torres Gemelas o alrededores, y los que se encontraban dentro del edificio del Pentágono. Veinticinco de los fallecidos eran de origen dominicano.
Estos eventos movilizaron a todo el vivo en Estados Unidos y otros países que se enfocaron en buscar a los responsables, obviamente teniendo su espinita ahí adentro que les decía que Al Qaeda tenía la responsabilidad.
Efectivamente: tanto el FBI como otras fuerzas de inteligencia internacionales determinaron que los responsables eran del coro de Al Qaeda y que se trataba de una guerra santa
(bobo bélico por razones religiosas y que en su credo generalmente supone traer una recompensa espiritual); y una
fatwa
(un documento legal, válido para los que profesan el Islam) creada en 1998 y firmada por Bin Laden, que decretaba, en ese caso, el llamado a matar a todos los civiles estadounidenses en Afganistán.
En 2004 se difunde un video del mismísimo Bin Laden, admitiendo ser el autor intelectual de los atentados y dándose todo el crédito de lo sucedido. Alegó que eso pasó porque, según él, EE.UU. odiaba al islam e interrumpía la intención de los estados musulmanes de ser libres. Según el líder de Al Qaeda, los ataques terroristas fueron benéficos y justificados.
El final de los finales
Las consecuencias de estos ataques fueron y siguen siendo muchas. Estados Unidos subió de nivel en su
Call of Duty
versión realidad y actualizaron el arsenal, la seguridad, el personal de servicio y las medidas.
Se fueron a guerrear por años con Al Qaeda y otras fuerzas terroristas que entendían eran una amenaza para ellos -retirándose los otros días de Afganistán, por ejemplo- y reforzaron su seguridad, tanto aeroportuaria como de protección civil, dentro de Estados Unidos. Haga un tour por allá para que lo vea con sus propios ojos.
En 2011, durante su Mortal Kombat, le dieron para abajo a Bin Laden y pudieron respirar un poquito aliviados, hasta que se dieron cuenta que de allá para acá han surgido como 30 líderes radicales más.
Nosotros, en República Dominicana, tenemos otros problemas, pero por lo menos no robamos motor.
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