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Esto es un asalto
Hace un par de días, unos reporteros del periódico El Nuevo Diario hacían una transmisión en vivo, cuando llegó un hombre con una máscara de payaso para asaltarlos.
Al final, resultó ser un «experimento social» dizque para promocionar la película «Asalto en Progreso» sobre un asalto que sucedió hace ya 31 años. El experimento les salió tan caro que hasta disculpas tuvieron que pedir. A lo mejor la historia de lo que pasó te ayude a entender por qué pudo no caer tan bien.
Sucede y acontece que
El asalto sucedió un 1ro de marzo de 1993 y todo fue encaminándose de mal a peor. Ese día, a las 2 de la tarde, una persona con una máscara de payaso entró con pistola en mano al Banco del Progreso, que en ese entonces estaba en avenida Independencia esquina Socorro Sánchez, en Santo Domingo.
El plan inicial del payaso era recoger la mayor cantidad de dinero y salir lo más rápido posible, pero todo se derrumbó en el momento que iba de salida, porque llegaron oficiales de la policía —después de que una empleada llamara anunciando el robo—y tuvo que volver a entrar al Banco y tomar de rehenes a 12 personas que quedaban adentro, entre clientes y empleados.
¿Quién era el payaso?
La persona detrás de la máscara era Cristóbal Eliseo Payano Rodríguez, un reconocido médico cirujano que trabajaba en el centro médico UCE. Payano no era un atracador ni tenía récords criminales, sino que era un doctor, con esposa y 2 hijas.
Según cuentan las diferentes versiones —porque a Payano no le dio tiempo a contar la suya— el motivo del doctor fueron las deudas que tenía y que supuestamente no las había comentado con nadie.
Volviendo al atraco
Cuando Payano se dio cuenta de que estaba en un lío, comenzó a amenazar con prenderle fuego al banco, con todo y los que estaban adentro. Pidió que lo dejaran irse, pero bajo sus propios términos: dos rehenes, los cuartos, salir en el carro de la gerente general sin que nadie le cayera atrás y facilidades para irse del país.
En un principio todo fue light mientras hacían las negociaciones, pero en el momento en que, el coronel Mario Peguero Hermida, que estaba a cargo de negociar, le hizo un truco a Payano y rescató a la empleada Maribel Muñoz, todo comenzó a complicarse. El payaso se puso rojo del pique, amenazó con matar a una empleada al frente de todo el mundo si no lo dejaban irse y se tensó la situación.
Casi un reality show
A las pocas horas del atraco/secuestro, la prensa llegó y se convirtió en un evento de televisión nacional; todo el mundo lo estaba viendo y hasta personalidades del país llamaron para intermediar y lograr un final feliz. El payaso habló con Corporán de los Santos, con dos sacerdotes, con Freddy Beras Goico —que también estaba transmitiendo todo en vivo—, y con Huchi Lora que hablaba con él por teléfono mientras estaba afuera del banco.
Dos detallitos interesantes
Payano no eligió un banco al azar, sino que decidió asaltar la sucursal donde su esposa era gerente del departamento de Recursos Humanos. La esposa logró salir antes de que se armara el reperpero y en ese instante ni siquiera supo que su esposo era el que andaba suelto con una pistola por ahí adentro.
Pero sucede que, a las pocas horas, todos supieron quién era el payaso porque a la sucursal llegó la información, de la boca de, nada más y nada menos que, la señora de servicio doméstico de la amante de Payano.
El atraco se fue a más
Mil horas más tarde, como a las 2 de la mañana, Payano dejó entrar a Huchi Lora a la sucursal, organizó su equipo de salida y se disponía a irse en el carro de la gerente general. Se hizo un escudo humano cubriéndose con Huchi, con la gerente —Gilda Suero— y con otras dos empleadas. Mandó a rociar el carro con gasolina para que nadie se les pegara y justo cuando ya iban a caminar hacia el vehículo, un policía que estaba en la segunda planta, disparó, pero falló.
Se armó el verdadero lío. El tiro se lo pegaron a la señora Gilda en un hombro, Huchi y una empleada corrieron cada uno para un lado, comenzaron a disparar tanto el payaso como los policías y lamentablemente se cobraron la vida de una de las rehenes entre los disparos cruzados.
El cuento se acabó
En el momento en que Payano regresó dentro de la sucursal. Los tiros siguieron sucediendo, hasta que lograron darle un tiro final. Rescataron a la rehén que quedaba dentro del banco, auxiliaron a la señora Gilda y nadie se llevó ni un peso.
Pero, si quieres ver todo lo que te acabamos de contar en video, te dejamos aquí la transmisión en varias partes de ese día.
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